Aunque solemos asociar los problemas respiratorios con el invierno, en verano los niños también pueden sufrir debido a las altas temperaturas. La sequedad ambiental causada por el aire acondicionado, los cambios bruscos de temperatura entre interior y exterior y un aumento de alérgenos como polen, polvo y ozono durante las olas de calor, pueden irritar las vías respiratorias de bebés y niños pequeños.
Esto puede manifestarse en congestión, tos persistente y mayor dificultad para respirar, incluso en ausencia de infecciones. Para ayudar a prevenir y aliviar estos síntomas estivales, la fisioterapia respiratoria infantil se convierte en una herramienta fundamental, capaz de mejorar el bienestar respiratorio y reducir molestias comunes en esta época del año.
El papel de la fisioterapia respiratoria durante el verano
La fisioterapia respiratoria no se limita a tratar enfermedades invernales como bronquiolitis o neumonía; es también una herramienta preventiva y de alivio para los efectos del calor en niños. Al movilizar secreciones a través de técnicas como el drenaje postural, la percusión torácica y la vibración, se consigue la eliminación eficaz del moco espeso que provoca obstrucción bronquial y disnea.
Estas técnicas, combinadas con ejercicios respiratorios como la reeducación diafragmática y dispositivos tipo PEP, facilitan una ventilación pulmonar más profunda y efectiva, lo que mejora la oxigenación y reduce la sensación de “ahogo” en situaciones de calor severo.
Asimismo, en niños con condiciones crónicas como asma, EPOC o fibrosis quística, la fisioterapia respiratoria contribuye significativamente a prevenir infecciones respiratorias secundarias y hospitalizaciones, al mantener las vías aéreas despejadas y reducir la carga mucosa.
Beneficios comprobados en niños durante el verano
La fisioterapia respiratoria aporta beneficios concretos que mejoran la calidad de vida de los niños incluso en época estival.
-
Mejor ventilación y oxigenación pulmonar: gracias a técnicas como drenaje postural, percusión torácica y dispositivos PEP, se favorece la expansión de los pulmones y se mejora notablemente la entrada y salida de aire en los niños, lo que contribuye a una mayor oxigenación y eficiencia respiratoria.
-
Eliminación eficaz de secreciones: al movilizar el moco espeso mediante técnicas específicas, se facilita su expulsión, lo que ayuda a prevenir la obstrucción bronquial y reduce el riesgo de infecciones respiratorias secundarias como bronquitis o neumonías.
-
Disminución de la tos persistente: al limpiar las vías respiratorias de mucosidad acumulada, se alivia la tos crónica, mejorando el descanso nocturno y el bienestar general de los niños, especialmente en climas cálidos donde la congestión tiende a empeorar.
-
Reducción de crisis respiratorias y exacerbaciones: estudios en niños con atelectasia, neumonía o asma demuestran que la fisioterapia respiratoria disminuye el número de episodios agudos y hospitalizaciones, contribuyendo a un estado respiratorio más estable incluso durante el verano.
-
Menor dependencia de medicación de rescate: al mejorar la ventilación y mantener las vías respiratorias despejadas, los niños suelen requerir menos medicamentos broncodilatadores o expectorantes, lo que repercute en una mejor calidad de vida y menos efectos secundarios .
-
Mejor tolerancia al esfuerzo y a las variaciones térmicas: con una función pulmonar optimizada, los pequeños pueden afrontar mejor los cambios de temperatura, la actividad física moderada y los viajes largos sin sufrir disnea o malestar, especialmente en ambientes calurosos
Técnicas aplicables en consulta y en casa
En el entorno clínico, el fisioterapeuta realizará maniobras como drenaje postural, percusión y vibraciones torácicas acompañadas de ejercicios respiratorios asistidos (como PEP o respiración diafragmática). Estas acciones dirigidas tienen como objetivo principal desprender y eliminar secreciones bronquiales sólidas o viscosas, mejorando la ventilación y reduciendo el depósito mucoso.
Los padres también pueden colaborar desde el hogar con lavados nasales suaves, ejercicios de respiración adaptados al rango etario del niño, y manteniendo una hidratación adecuada mediante líquidos templados como agua, zumos o gazpacho para facilitar la fluidificación del moco.
Es fundamental que estas técnicas se realicen bajo indicación profesional, siguiendo una pauta personalizada que garantice su eficacia y seguridad.
Medidas complementarias y de prevención para el verano
Más allá de la fisioterapia, existen varias medidas que los padres pueden tomar para prevenir este tipo de problemas respiratorios.
-
Mantener una temperatura interior adecuada (24 °C–26 °C) y una limpieza regular del aire acondicionado: Regular la temperatura del hogar en torno a los 24–26 °C protege las vías respiratorias al evitar el aire excesivamente frío que causa irritación o congestión nasal. Adicionalmente, limpiar o cambiar los filtros del aire acondicionado reduce la presencia de polvo, alérgenos y moho, disminuyendo la exposición a contaminantes que pueden agravar afecciones respiratorias en los niños.
-
Evitar la exposición durante las horas de máximo calor y en días de alta contaminación: Durante picos de temperatura o episodios de contaminación atmosférica (como olas de ozono o polvo en suspensión), es recomendable que los menores permanezcan en lugares sombreados, ventilados y con baja carga contaminante. Limitar su tiempo al aire libre en estas circunstancias ayuda a prevenir crisis respiratorias o irritación, especialmente en niños propensos al asma .
-
Hidratar adecuadamente para mantener las secreciones fluidas: Un aporte adecuado de líquidos (agua, gazpachos, zumos, infusiones suaves) favorece que las mucosidades respiratorias mantengan su fluidez natural. Esto facilita la movilización y expectoración durante las sesiones de fisioterapia y previene complicaciones como bronquitis, neumonías o crisis asmáticas asociadas al moco seco y espeso .
-
Humidificar ambientes cuando el aire es muy seco: En caso de usar sistemas de aire acondicionado o en zonas con clima árido, es aconsejable mantener niveles de humedad adecuados con humidificadores domésticos o sistemas evaporativos que no fomenten crecimiento de moho. Una humedad relativa equilibrada reduce la sequedad de mucosas y protege a los niños de irritación y sequedad continuas en las vías respiratorias .
Cuándo acudir a un profesional
Se recomienda consultar al fisioterapeuta respiratorio si el niño presenta síntomas recurrentes de tos con secreción, dificultad respiratoria manifestada por sibilancias o disnea, recaídas tras resfriados veraniegos, o si pertenece a grupos vulnerables tales como pacientes prematuros, asmáticos o con historia de afección respiratoria crónica.
En estos casos, una evaluación y tratamiento precoz puede prevenir complicaciones, mejorar el confort respiratorio y reducir la necesidad de medicamentos de rescate .
En resumen, las condiciones calurosas del verano —aire seco, contraste térmico y mayor presencia de alérgenos— pueden agravar la salud respiratoria infantil. La fisioterapia respiratoria no solo ayuda a tratar estos efectos, sino que también actúa como método preventivo para evitar complicaciones, aliviar congestión y mejorar la calidad de vida durante los meses más cálidos.
Si deseas que tu hijo respire mejor este verano, acude a Clínica Lillo. Nuestro equipo especializado en fisioterapia respiratoria estará encantado de ayudarte a proteger la salud pulmonar de tus pequeños.